Frases de Quevedo
Los que de corazón se quieren sólo con el corazón se hablan.
El amigo ha de ser como la sangre, que acude luego a la herida sin esperar a que le llamen.
La envidia va tan flaca y amarilla porque muerde y no come.
El que quiere de esta vida todas las cosas a su gusto, tendrá muchos disgustos.
El valiente tiene miedo del contrario; el cobarde, de su propio temor.
Nunca mejora su estado quien muda solamente de lugar y no de vida y de costumbres.
Por nuestra codicia lo mucho es poco; por nuestra necesidad lo poco es mucho.
Siempre se ha de conservar el temor, más jamás se debe mostrar.
El ánimo que piensa en lo que puede temer, empieza a temer en lo que puede pensar.
Sólo el que manda con amor es servido con fidelidad.
El temor empieza toda sabiduría, y quien no tiene temor, no puede saber.
Aquel hombre que pierde la honra por el negocio, pierde el negocio y la honra.
Todos los que parecen estúpidos, lo son y, además también lo son la mitad de los que no lo parecen.
Si quieres que te sigan las mujeres, ponte delante.
Lo mucho se vuelve poco con sólo desear otro poco más.
Nadie ofrece tanto como el que no va a cumplir.
Menos mal hacen los delincuentes que un mal juez.
Muchos son los buenos, si se da crédito a los testigos; pocos, si se toma declaración a su conciencia.
Apocarse es virtud, poder y humildad; dejarse apocar es vileza y delito
No se debe mostrar la verdad desnuda, sino en camisa.
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